
Lo más valorado por las compañías a la hora de seleccionar a una persona como potencial expatriado, son sus conocimientos técnicos y aptitudes de liderazgo, sin contemplar su situación familiar.
Sin embargo, según un análisis de la consultora Mercer, la principal dificultad de los expatriados es precisamente la familia.
Las empresas ofrecen grandes beneficios económicos a los expatriados, pero a veces no contemplan si la familia está en condiciones de enfrentar el desafío de un traslado al extranjero.
Uno de los problemas con los que se enfrenta la familia es el de la identidad.
En el primer tiempo de la adaptación cada uno de los integrantes de la familia tendrá que ubicarse en un contexto desconocido, y es normal sentir una suerte de "perdida de identidad".
En general, el ejecutivo rápidamente se ubica en la empresa, los niños en el colegio y el cónyuge (en general mujer) queda a cargo de la nueva casa.
Estos lugares otorgarán un reflejo de un nuevo espacio que otorga identidad.
La mujer normalmente es quien mas tarda en adaptarse, ya que los hijos y el marido tienen fuera del hogar rápidamente un marco de referencia (trabajo, colegio), y es a ella a quien le cuesta mas trabajo encontrar un referente, un "alguien" que le devuelva su imagen.
Por lo general la madre es la brújula de la familia; si ella tarda en adaptarse (lo cual es un proceso normal), comienza una fuerte ansiedad por que todo funcione rápidamente, haciendo que el proceso se estanque.
Entonces, la adaptación no se realiza y los problemas familiares terminan llevando el proceso de expatriación al fracaso.
Las familias con una buena preparación logran salir fortalecidas y enriquecidas aprovechando las grandes ventajas que supone una expatriación.
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